Una nueva estrella ha irrumpido en el firmamento literario. El cantante Bob Dylan es el nuevo Premio Nobel de Literatura, según acordó la academia sueca.

Y todo ello se produce en medio de una gran polémica.

Es normal que un premio no guste a todos y las opiniones son necesarias. Pero lo mejor de todo es que no ha dejado indiferente a nadie. Y la polémica significa que hay una sensibilidad hacia los libros. Lo cual ya es un logro.

Reza el acta del jurado que el galardón se le otorga “por crear nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense”. O sea, un premio a la poesía. ¡Bravo!

Antes que Nobel, Dylan fue Premio Príncipe de Asturias (aún el título no era el de Princesa de Asturias), como ocurrió con el peruano Mario Vargas Llosa. De esto se deriva que la Academia sueca premia, pero la Fundación, hoy Princesa de Asturias, es visionaria.

Mientras surgen voces a favor y en contra, el aludido, que también acumula el Premio Putlizer entre sus méritos, no se ha pronunciado. Sí lo han hecho personalidades relevantes de la política, Obama; de la música, Cohen (otro de nuestros premiados por la Fundación), ambos a su favor. Y todo ello viene a arrojar un poco de luz tras conocerse tres días antes la pérdida de otro grande de las Letras, también distinguido con el Nobel, Darío Fo.

Por ello, por este silencio, es inevitable pensar en unos versos de su canción “Like a Rolling Stone” (“Como una piedra que rueda”), del año 1965:

«¿Cómo se siente? ¿Cómo se siente?

Estar completamente solo, sin saber el camino a casa

Ser un completo desconocido, como una piedra que rueda».