Cada nueva novela de Ignacio del Valle es un acontecimiento y quedó demostrado, una vez más, en la presentación de «Índigo mar», que congregó en nuestro Foro Abierto a un buen número de fieles, muchos de ellos compañeros de oficio.

La que es considerada por la crítica y el propio autor «su novela más personal» nació tras esos bloqueos de los que, en muchas ocasiones, hablan los autores.

«Tras «Los demonios del Berlín» estaba bloqueado y aburrido de la literatura. Estaba agotado de Andrade, y eso nunca me había pasado. Decidí parar y escribir lo que realmente me apetecía, mis obsesiones».

Fruto de esa reflexión nació «Índigo mar», una historia plena de referencias metaliterarias y cinematográficas, «una novela llena de color en el que caben todas mis obsesiones».

El mar es el telón de fondo para toda la acción en una historia en la que hay muy pocos personajes, hay mucha tensión y la atmósfera, perfectamente creada por el asturiano, inunda toda la historia.

Manuel García Rubio, presentador del acto, destacó que «los pocos personajes del relato, entran y salen de la historia y no hay ni uno que esté definido. Son de carne y hueso y muy contradictorios».

Pablo es el protagonista, una especie de alter ego de Del Valle, un escritor refugiado en una isla (no identificada en el libro) que convive con un mar en «su formato más duro» y un bosque «con misterio». Elementos que confluyen hacia el mismo fin: una atmósfera que lo envuelve todo.

Y el sexo. Pablo y su chica. Pablo y la asistenta. Pablo y Linnea, una extraña mujer. Y la Guardia Civil patrullando por estos parajes un tanto inhóspitos. Y una tormenta anunciada. Y más sexo.

«Ninguno de los personajes son lo que parecen; las máscaras van cayendo, poco a poco. Y mis obsesiones. Y el paisaje, como parte de la acción».

Ignacio del Valle confesó que «aunque no soy Pablo al cien por cien hay mucho de mí en él. Además, aunque yo no soy nostálgico, sí me he dado cuenta de que ahora tengo una nostalgia nueva: la nostalgia de lo que no voy a vivir».

Una novela, en fin, «que no va a defraudar», como señaló Jorge Salvador, editor de Pez de Plata, y que «es un artefacto redondo», según García Rubio.