
El eterno debate entre lectores y espectadores de si el libro es mejor que su adaptación cinematográfica sigue presente.
¿Eres lector y adoras la adaptación cinematográfica de tu libro favorito? ¿Eres espectador y vas a leer el libro en el que está basada tu película favorita?
La mayor parte de las películas que se lanzan cada año tienen detrás un libro. Un eterno debate entre lectores y espectadores de esas adaptaciones consiste en remarcar que su formato es mejor que el otro.
Por una parte, que se realice la adaptación da la oportunidad al lector de ampliar el mundo literario que ha conocido entre líneas. Tenemos ya concebidos una imagen mental de los personajes literarios del libro, de los escenarios, de los países que visitan, de las calles que recorren. Todo ello, queda roto cuando vamos conociendo los primeros actores que interpretarán a los protagonistas de la novela y los escenarios donde se rodará, y por último cuando vemos la historia en la gran pantalla.
No obstante, los lectores vemos como una gran oportunidad que adapten nuestros libros favoritos al cine, pero siempre tenemos nuestras reticencias a que cambien detalles que consideramos fundamentales y que se acabe perdiendo la esencia de la historia.
La literatura es una gran fuente de inspiración para lo que llamamos el séptimo arte, pues desde hace tiempo se dice que todo lo que se rueda, parte del mismo sitio, no se innova y que todas las películas son siempre más de lo mismo.
Uno de los mayores enfrentamientos que vivimos actualmente es el duelo que se vive entre los guionistas y productorescon los respectivos autores de las novelas, puesto que los primeros quieren cambiar la historia y contarla de otra manera y los escritores, por lo general, no quieren que toquen su obra, pero han perdido el poder al vender los derechos de la novela.
Sin embargo, el mayor problema que tiene el director cuando tiene que adaptar al cine el libro es la longitud del mismo y que no puede abarcar cada página como una escena de la película. Tiene que sintetizar y poner lo esencial en la pantalla de manera que cada página del guion sea un minuto en la gran pantalla.
Han sido los sonados y pocos casos en los que los guionistas y autores de esas novelas eran la misma persona. En EEUUencontramos a John Irving, quien realizó el guion de Las normas de la casa de la sidra, novela de su propia cosecha. Mientras que en nuestro país, tenemos también al novelista y cineasta Gonzalo Suárez, quien ha adaptado al cine novelas suyas encargándose de la dirección y el guion de la misma.
Actualmente, encontramos en los cines adaptaciones de libros con gran repercusión y expectación tanto para espectadores y lectores como La chica del tren, Inferno, Un monstruo viene a verme o El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares.
Muchos pensamos que, ¿por qué no es el propio escritor quien escribe y se encarga del guion de la película? ¿O por qué los directores no respetan la novela y la convierten en una película totalmente diferente? ¿Y vosotros que pensáis?