Ve preparando la vivienda. Mira a ver si puedes conseguir una de esas máquinas de gimnasio para hacer ejercicio y ve almacenando libros para cuando vuelva a caer la persiana de la realidad. A mediados de marzo, el Estado de Alarma nos recluyó a todos en casa, alterando por completo nuestra realidad y convirtiendo el ocio en casi la única ventana al mundo exterior. Y puede volver a pasar.

Aunque no sea generalizado a nivel estatal, numerosos municipios españoles están ya minimizando el movimiento de la ciudadanía y aconsejan cerrar. Miles de familias ya están en cuarentena domiciliaria después de que los rastreadores hayan contactado con ellos. ¿Estamos mentalmente preparados para un nuevo encierro, aunque sea más leve que la otra vez?

A pocos días de que empiece el curso escolar, se confirma tanto que el coronavirus se transmite por aerosoles como que podemos volver a contagiarnos de covid-19 una segunda vez. Vista cómo la curva de contagios supera todas las expectativas y descartando que sea por un aumento de test, vamos a tener que hacernos a la idea de que pasaremos más tiempo entre cuatro paredes.

Hace unos meses explotamos prácticamente todas las posibilidades de ocio viables. Leímos como nunca antes (o no), vimos la televisión más horas que nunca, nos animamos a hacer ejercicio en casa y varias hordas de improvisados panaderos arrasaron con la levadura y la harina de los supermercados. Luego, quedamos parcialmente desamparados y sin saber muy bien qué hacer.

volver al confinamiento

¿Hemos pensado aunque sea un solo segundo lo que haremos si quedamos varados en casa?

A título personal cuento ya con varias decenas de libros comprados durante la semana pasada, hace años que tengo algo de equipación deportiva doméstica (pesas y poco más), y tengo la ventaja de que también hace años puedo trabajar desde casa. Haciendo compras a domicilio, solo me faltaría que alguien bajase la basura para estar completamente aislado.

Pero analizar el ocio librero de la segunda ola no es el objetivo principal de esta reflexión, sino dejar abierta la pregunta de si estamos mentalmente preparados para una segunda vuelta. Neumólogos de todas partes del país ya admiten que hay una segunda ola, y hace tiempo que los psicólogos nos indican los peligros que una segunda cuarentena obligada podrían desatar.

Mantenerse ocupado fue clave para una primera pandemia en la que el bombardeo continuo de información nos dejaba tan incapacitados que la concentración se hacía difícil. Teníamos más tiempo que nunca para leer, pero centrarse resultaba una actividad compleja. Ahora vemos el reto acercarse con lentitud, como un muro que avanza despacio hasta donde estamos nosotros.

La curva superior es autoexplicativa. Aunque con mayor lentitud y aproximación, y con un perfil de pacientes muy distinto al de hace unos meses, los hospitales se están llenando y en varias regiones ya se denuncia la incapacidad de las UCI de trabajar si se si los contagios siguen aumentando como lo hacen. La mortalidad aumenta de forma exponencial, aunque a la zaga aún. En algún momento, esto volverá a explotar y volveremos a casa.

Probablemente volvamos menos tiempo y en mejores condiciones que la otra vez, pero conviene que nos vayamos haciendo a la idea de pasar más tiempo en casa del que teníamos pensado invertir. Y, ahora sí, los libros pueden ser una maravillosa escapada literaria para dejar vagar la mente fuera del hogar. Por mi parte, el viaje de este verano ya está planificado. Me voy a los libros.

FUENTE: LA PIEDRA DE SÍSIFO