Dormir bien es muy importante y no es algo que, en general, estemos haciendo mucho. De hecho, se podría decir que lo hacemos poco y mal. Muchas son las razones por las que no dormimos bien y una de ellas es el uso constante que hacemos de los teléfonos móviles. No nos despegamos de ellos nunca y en ningún momento. De hecho, los móviles duermen a nuestro lado, perpetuamente encendidos, para que podamos ver qué pasa tan pronto como nos levantamos.
Como recuerda Arianna Huffington en La revolución del sueño, el libro que ha dedicado a explicar por qué deberíamos dormir más y mejor, los móviles irradian luz azul, que funciona como una alerta estimulante que enviamos a nuestro cerebro. Básicamente, le decimos que no desconecte, porque aún no es la hora de irnos para cama. El hecho de que los móviles estén metiendo todo el tiempo información también hace que la experiencia de dormir se convierta en fragmentaria.
Por ello, antes de irnos a dormir deberíamos crear una suerte de cordón sanitario de los dispositivos electrónicos. Huffington recomienda que apaguemos los móviles con antelación antes de ir para cama, para así dejar que nuestro cerebro se vaya haciendo a la idea. Y en móviles también deberíamos meter otros dispositivos electrónicos, como ordenadores o tabletas.
¿Qué hacer entonces antes de dormir? Una de las cosas que puede sustituir a nuestro móvil es un libro. Por supuesto no un libro a través de nuestra tableta, porque eso no solucionaría el problema. Habría que leer en papel o en un ereader de tinta electrónica.
Además, los estudios han demostrado que leer es muy bueno y ayuda a dormir mejor. Lo hace porque la lectura tiene un efecto sobre el estrés, reduciéndolo. Leer 6 minutos reduce los niveles de estrés en un impresionante 68%. De hecho, como apuntaba el responsable del estudio que llegó a estas conclusiones, “perderse en un libro es la relajación máxima”.
Huffington recomienda, eso sí, que no se nos ocurra leer nada relacionado con el trabajo.