El último Plan de Fomento de la Lectura concluye que son necesario proyectos de este calibre para conseguir que la gente lea más. Y también que hay que seguir haciendo planes de este tipo.
Evidentemente, cuando se emprende algo hay que alabar el proyecto y afirmar que los resultados son muy satisfactorios.

Dice el último plan que «en la última década el porcentaje de población que declara haber leído al menos un libro en el último año ha aumentado 4,5 puntos hasta alcanzar el 62 %. Se puede decir, pues, que en España se lee más que nunca».

Bien. Pero ¿esto es suficiente? Se lee, parece ser, algo más, pero sigue habiendo una parte de la población que no abre nunca un libro.

Se han adoptado varias medidas en el plan entre las que se pueden destacar: promoción de los hábitos lectores mediante al apoyo a eventos propiamente literarios; impulso de la lectura en el ámbito educativo; refuerzo del papel de las bibliotecas en el acceso a la lectura; fortalecimiento del sector del libro, aprovechando las nuevas tecnologías; fomento del respeto a la propiedad intelectual, y mejora de las herramientas de análisis.
Cualquier medida de apoyo es bienvenida, pero llama la atención que frente a tanto alarde de mejora, fomento e impulso se entrecrucen medidas como la desaparición de la asignatura de Literatura Universal del Bachillerato. ¿No es una contradicción?
Se puede leer un artículo relativo a este tema aquí: https://cambiandodetercio.wordpress.com/2017/05/04/las-lecturas-y-la-vida-quizas-mejor-en-singular/