El escritor y humanista José Luis Sampedro cumpliría hoy cien años. Nació tal día como hoy hace un siglo en Barcelona y llegó a lo más alto en el mundo de las letras.
Su buen hacer literario fue reconocido en 2011 con la concesión del Premio Nacional de las Letras Españolas, dos años antes de su fallecimiento.
Fue un estudiante extraordinario y, pese a su pasión por las letras, su vida profesional giró hacia los números: fue catedrático de Estructura Económica por la Universidad Complutense de Madrid y economista asesor del Banco Exterior de España.
Vivió en Inglaterra y en Estados Unidos. Se casó y sufrió la trágica muerte de su primera esposa, Isabel Pellicer que, irónicamente, coincidió con sus mayores logros en el mundo de la literatura: Octubre, octubre; La sonrisa etrusca o La vieja sirena.
En 1990 fue nombrado miembro de la Real Academia Española y a lo largo de su dilatada carrera literaria fue atesorando premios y distinciones.
Fue considerado siempre un humanista y denunció la decadencia moral y social de Occidente, del neoliberalismo y las brutalidades del capitalismo.
Precisamente, cuando se iniciaron las protestas en España en mayo de 2011 escribió el prólogo de la edición española del libro ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel.
Falleció el 8 de abril de 2013, en Madrid, a los 96 años de edad. Antes había dicho: «La muerte no es lo contrario de la vida: la muerte es la compañera de la vida. El día que nacemos empezamos a morir y hay que saber disfrutarlo».
Nos dejó trabajos de un valor incalculable y un libro autobiográfico escrito en 2005, en colaboración con su segunda esposa, Olga Lucas, que quizás sea el mayor testimonio de toda su vida literaria y personal. El título lo dice todo: «Escribir es vivir «.