Que la literatura infantil machista es algo que difícilmente puede ponerse en duda. Hace unos años una librería estadounidense hacía un curioso experimento para demostrarlo: eliminar de una estantería todos los libros que no tuvieran personajes femeninos o que teniéndolos mostraran estereotipos de género. El resultado fue el que cabía esperar: la estantería quedó prácticamente vacía. Análisis muy esclarecedores son los que se pueden hacer con la herramienta Google Ngram, un motor de búsqueda online que registra la frecuencia con que aparecen palabras determinadas en fuentes impresas publicadas entre 1500 y 2008. Esta, por ejemplo, ha mostrado las diferencias en las desigualdades que hay en la literatura en las descripciones de hombres y mujeres.
Quartz hizo un análisis de este tipo en la literatura infantil desde el siglo XIX hasta la actualidad. El resultado, una vez más, el esperable: una notable desigualdad en la representación de los géneros. Por ejemplo, en los dos pares de palabras «él/ella» y «hombre/mujer», hay un desequilibrio muy evidente en favor del primer término. En el siglo XIX, «él» aparece en el doble de ocasiones que «ella», mientras que en la ficción contemporánea «él» sigue apareciendo 1,8 veces más que «ella». Por otra parte, la palabra «hombre» es 4,5 veces más habitual en textos del siglo XIX, mientras que en contemporáneos es 2,8 veces más frecuente.
En cuanto al rol que suelen desempeñar hombres y mujeres en la literatura infantil, los de estas últimas son muchísimo más limitados. Aunque encontramos roles como reinas, princesas, enfermeras, criadas, niñeras o institutrices, la palabra más común a la hora de referirse a ellas, desde el siglo XIX, es «madre» ‒incluso en la literatura actual, en la que las profesiones están más abiertas a las mujeres, siguen apareciendo desempeñadas por hombres‒. Sin embargo, en pocas ocasiones aparecen como protagonistas, siendo normalmente personajes secundarios, cuando no están directamente muertas o ausentes. No deja de ser curioso que la figura de la madre sea prácticamente invisible en aquello que leen sus hijos.
Con todo, las madres suelen ser las figuras femeninas más importantes de los cuentos infantiles, en comparación con otros personajes típicos de este tipo de literatura, como serían la bruja o la reina. Su papel, en las historias, suele ser secundario, sobre todo como cuidadora de sus hijos. Son la figura de referencia, estableciendo límites, límites que a veces causan enfado o frustración en los protagonistas infantiles, pero que también son alguien en quien confiar plenamente. Tal vez no sean protagonistas, pero eso no significa que no sean importantes, incluso como recuerdo o referencia aunque hayan muerto. Sin ellas, muchas historias estaría incompletas y es por eso que se hace necesario reivindicarlas.