Perdida la confianza en la institución que concede el premio literario más importante del mundo, ¿qué queda por hacer?

«Cuando la Academia Sueca otorgó el premio Nobel a Peter Handke y se supo que habían tolerado años de acoso sexual, se demostró que la Academia es una institución intelectual y moralmente corrupta», opinaba hace unos días Peter Maas, el periodista de «The Intercept» que el año pasado desquició a Peter Handke con sus preguntas incómodas. «Lo único que hubiera podido cambiar las cosas es haber reemplazado a las figuras clave de los fracasos anteriores. Los ganadores de este año y los futuros deberían negarse a recibir el premio antes de que se nombre un jurado digno de la tarea de elegir un premio Nobel», concluye Maas.

Cerrada en falso la crisis que hizo tambalearse a la institución y que obligó a aplazar la concesión del premio de 2018, el Nobel a Peter Handke un año después no hizo si no que agravar las cosas. «El prestigio del premio Nobel a nivel internacional creo que sufrió tanto con la elección de Bob Dylan como con la de Handke, al margen del contexto literario. Después de todo, Handke ha escrito algunos libros realmente buenos», opinaba el escritor sueco Thomas Bannerhead en «SvD».

«En Suecia, la Academia perdió hace mucho tiempo su reputación a raíz del caso Arnault y de las luchas de poder que le sucedieron, pero tanto la Academia Sueca como el premio Nobel deberían tener buenas oportunidades para recuperar la confianza del público y del mundo literario internacional. Los años 20 serán una década importante tanto en términos de premiados como de elección de nuevos miembros», se aventura Bannerhead.

Un buen premio Nobel no debería ser más que un excelente consejo literario y la actual Academia Sueca ha premiado este año a la poetisa norteamericana Louise Glück. Gran parte de la obra de Glück tenemos la fortuna de que se encuentra traducida y publicada en la editorial Pre-Textos. Disfrutemos pues de su lectura en silencio mientras llegan esos cambios.

Gaspar Cano es exdirector del Instituto Cervantes de Estocolmo y de Berlín. Actualmente vive en Estocolmo.

FUENTE: DIARIO ABC