La escritora Elisabet Bevavent hizo las delicias de un público entregado que esperó dos horas antes de su llegada a la Librería Cervantes y que disfrutó haciéndose fotos y llevándose libros firmados.

La cola duró varias horas y, pese a la lluvia, todos permanecieron esperando a que le llegase su turno.

Firmó y firmó, charló y sonrió para delicia de sus incondicionales. A las seis y media de la tarde, comenzó la firma y se cerraron las puertas al último de los lectores en torno a las diez de la noche.

¡Gracias, Elisabet! ¡Hasta la próxima!