Espectador de excepción

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Llegó con su tradicional pajarita y con muchas ganas de hablar. Inocencio F. Arias, «Chencho», hizo las delicias de los asistentes a los que contó muchas de las anécdotas que pueblan su vida como diplomático, como actor, su paso por el Real Madrid y como espectador de excepción en numerosos acontecimientos.

Habló, «claro porque estoy jubilado», de su último libro que lleva el sugerente título de «Yo siempre creí que los diplomáticos eran unos mamones», salpicado de anécdotas «para hacerlo ameno».

«El libro va de memorias mías, en principio. Describo la vida que había entre los años 40-50, cuando yo era niño, y la actualidad. Recuerdo las cartillas de racionamiento, las cartillas del fumador, la desaparición del luto en las familias,..»

Además, dijo, «cuento anécdotas que me han ocurrido a mí o a gente muy cercana. Algunos momentos de peligro que viví a lo largo de mi carrera, aunque han sido pocos en los 44 años de diplomático».

De la diplomacia dijo que había cambiado mucho desde que él empezó hasta ahora. «Antes no había móviles ni Internet. Tenías que esperar a hacer la llamada para informar de las cosas. Ahora los jefes, que son los políticos se pueden comunicar entre ellos sin necesidad de intermediarios. El desarrollo de los medios tecnológicos ha sido un mazazo para los diplomáticos».

También habló de sus incursiones en el mundo del cine. «Hice doce películas y llegué a hacer de vampiro». De terrorismo: «No va a desaparecer de la noche a la mañana porque hay un sector de la población que no es pacífico».

También del último atentado de Londres en el que se cuestionó mucho la actuación de las autoridades británicas: «fue patética y bochornosa».

Y de los presidentes del gobierno español, con alguno de los cuales trabajó. «Suárez era muy carismático y admirado en Hispanoamérica. Calvo Sotelo es el más ignorado de la Transición, pero era el más culto de todos y un gran lector. González era un tipo simpático que arrollaba.Aznar «es el más odiado pero era muy respetado fuera porque cumplía lo que prometía, algo que no se puede decir de Zapatero, que estaba incómodo en el mundo internacional».