El mundo editorial reduce el aluvión habitual de lanzamientos. ¿Estamos ante un cambio en el sector?

Publicar menos libros, prolongar su vida en las librerías, seleccionar mejor los lanzamientos y mantener un margen para el riesgo y para las apuestas. Todo el mundo en el sector editorial español tiene clara cuál sería la situación perfecta, pero la inercia ha mantenido un elevado número de publicaciones al año, que pasan fugazmente por los escaparates y de los que sólo unos pocos llegan a ser relevantes.

Durante la última década el número de títulos fue bajando, de los casi 115.000 de 2010 a los menos de 80.000 de 2014, pero la salida de la crisis económica volvió a lanzar la cantidad de volúmenes hasta los casi 90.000 de 2017. La crisis desatada por el coronavirus, que ha golpeado de manera especial a la cultura, puede que sirva para reiniciar ahora el sector del libro con una nueva mentalidad, si es que es realmente necesaria. ¿Cambiará nuestra manera de leer? ¿De qué manera afectará a las dinámicas de la edición?

«A todos nos gusta pensar que esta trance por el que pasamos nos va a volver más sensatos, más honestos y que servirá para que tengamos la mente más clara, pero, en el fondo, sabemos que será así en muy pocos casos», reflexiona Sandra Ollo, editora de Acantilado y Quaderns Crema. «Si al menos sirve para que entendamos y asumamos la fragilidad de la vida me daría por contenta», añade.El deseo de Ollo de recuperar cierta «sensatez» no es una idea nueva. Hace tiempo que el sector del libro vive en una dinámica frenética de lanzamiento de novedades que al final perjudica a los propios libros, que cuentan con una cada vez más estrecha ventana temporal para llegar al lector, antes de desaparecer sepultados por la imparable avalancha de nuevos títulos en las librerías.

En el último mes las editoriales han modificado sus planes de lanzamientos y, ya sea por la crisis económica o por una reflexión más profunda, la mayoría han recortado significativamente el volumen de novedades que publicarán en 2020. «El sentido común dice que podría ser un buen momento para replantearse muchas cosas que no funcionan bien en la industria como la lógica de las novedades, pero esto es una cadena y si cada parte de ella tira por su lado todo seguirá igual aunque tengamos una crisis brutal», pronostica Daniel Moreno de Capitán Swing. «Por desgracia, este es un sector que veo muy poco reflexivo. Veo poco o nulo diálogo intersectorial entre editores, autores, traductores, libreros, distribuidores e imprenteros sobre cual sería la mejor manera de enfrentar la crisis. Habría que sentarse y pensar». Moreno es pesimista: augura un escenario post-crisis «con el tejido industrial muy dañado porque ya veníamos de escenarios muy precarios, pero con el mismo funcionamiento. Lo que seguro que ocurrirá es que cerrarán librerías, editoriales e imprentas».

Un momento de la Fiesta de Sany Jordi en Barcelona.
Un momento de la Fiesta de Sany Jordi en Barcelona.ANTONIO MORENO

Dos dinámicas han marcado el mundo del libro español en los últimos tiempos: por un lado, la concentración editorial (más de la mitad del mercado español se lo reparten Planeta y Penguin Random House) y por otro, el boom de pequeños sellos independientes. A ello hay que sumarle la tensión surgida en los últimos meses (y no resuelta) entre las dos grandes distribuidoras españolas, Les Punxes y Machado.

«Si ya nos cuesta entender la anormalidad de este presente, cómo estar seguros de cuál será la mejor manera de actuar en el futuro», reflexiona Silvia Sesé, editora de Anagrama. «El ajuste del número de novedades es muy deseable, sí, pero ¿cómo se vería afectada la diversidad en la oferta, la apuesta por nuevos autores, o el apoyo editorial por voces que disienten del discurso mayoritario? Ojalá tengamos la convicción de proteger el disenso. Por otro lado, este sector está en perpetuo cambio y diría que tiene una gran flexibilidad para la adaptación», destaca.

Hace un mes, otra editorial independiente, Errata Naturae, anunciaba su decisión de dejar de publicar novedades durante varios meses. «Ni siquiera sabemos cuándo volveremos a publicar. ¿Otoño?¿Invierno? No nos preocupa. Lo haremos, por supuesto. Pero antes esperaremos a que los lectores se reencuentren con algunos de nuestros libros y a que nosotros nos reencontremos con nosotros mismos, como editores y como individuos», añadía una larga nota en la que reflexionaban en profundidad sobre las contradicciones y problemas que arrastra esta industria.

«Más o menos uno de cada tres libros que llega a las librerías acaba siendo devuelto y, en última instancia, guillotinado. No está claro durante cuánto tiempo los editores y el planeta podrán seguir permitiéndose esta situación», añaden desde esta pequeña editorial madrileña, que también alerta de que «la estrategia de muchos editores ante esta situación crítica e inédita consistirá en publicar durante 2020 menos títulos y con un perfil comercial más marcado».

El parón, queda demostrado, ha invitado a la reflexión general. Pero también la crisis económica va a ayudar a frenar el ritmo del sector. Ymelda Navajo, directora de La Esfera de los Libros (empresa librera de Unidad Editorial),precisa que «la grave crisis que atravesará el país nos obligará a ser muy prudentes e identificar bien qué tipo de libros pueden interesar a los lectores». «Me da la impresión», añade, «de que la mayoría de los editores vamos a aplazar los grandes lanzamientos para el 2021», añade.

«En nuestro caso», comenta Santiago Tobón, director de Sexto Piso, «hemos salido de manera proporcional con todas nuestras colecciones. Todos los editores tendremos que reducir nuestros planes editoriales del año, porque será difícil recuperar el tiempo de aislamiento». Miguel Aguilar, editor del grupo Penguin Random House, cree que el libro lo tiene mejor que el teatro, los conciertos y los museos para afrontar un futuro marcado, de momento, por la distancia social y por eso cree que el sector no se verá afectado por «cambios drásticos». «En cuanto a la comercialización, lo que esta crisis ha puesto de manifiesto es el papel clave que juegan las librerías en la cadena de valor del libro», afirma.

Desde Planeta tampoco se olvidan de los libreros, los grandes golpeados por el confinamiento marcado por el estado de alarma. «En los próximos meses manejaremos un nivel sin precedentes de incertidumbre en todas nuestras decisiones editoriales. Seguramente, la templanza y el sentido común serán herramientas indispensables. Nos iremos adaptando a los acontecimientos con la mayor agilidad posible, contando al máximo con los libreros», explica Belén López Celada, directora editorial de ficción y no ficción del grupo. «La pasión por las buenas historias se mantendrá, los gustos de los lectores seguirán siendo muy diversos. Tenemos el reto de evolucionar con ellos», añade.

Blanca Rosa de Roca Editorial también alberga optimismo. Aunque reconoce que recuperar las ventas perdidas de estos meses será imposible, cree que el encierro de millones de españoles puede hacer que «gente que no leía antes por la falta de tiempo, que es la causa que siempre aparece la primera en el informe de hábitos de lectura, haya empezado a leer y que esa experiencia les haya gustado», afirma esperanzada. Y añade: «También mucha gente ha probado por primera vez el libro electrónico y puede que se acostumbren a leer en el móvil, en una tablet o en un e-reader».

En cuanto al número de libros que se publiquen, todos los editores están de acuerdo en que se reducirán notablemente y que las tiradas serán más cortas. La voz de Santiago Tobón (Sexto Piso) resume el sentir general: «Nosotros saldremos de manera proporcional con todas nuestras colecciones», pero «todos los editores tendremos que reducir nuestros planes editoriales del año, porque será difícil recuperar el tiempo de aislamiento».

FUENTE: EL MUNDO