Ni cine, ni circo, ni boxeo, ni… El mayor espectáculo del mundo es, desde hace unos años, sin duda, el fútbol. Pero no siempre fue así.
Lo sabe perfectamente Fernando Cuesta, autor del libro «La pelota ye yé», editado por la asturiana Rema y Vive, y que analiza los últimos cincuenta años del fútbol español.
Un libro sobre la modernidad y la rebeldía en esta práctica deportiva entre los años 1965 y 1973. » Analizo este período por muchos motivos, el primero de ellos es porque es en el que yo me crié. Por entonces yo tenía 10 años y empecé a interesarme por el fútbol. Veía partidos, coleccionaba cromos. El fúbol iba entrando en nuestra vida».
Fernando Cuesta recuerda cómo iban entrando, poco a poco, «modernillos en el fútbol, aunque no tantos como en la música. Se les permitía ya tener el pelo lago, fue cambiando el paisaje. Pasamos de futbolistas con un aspecto monótono a aires más modernos».
Cuesta también insiste en las diferencias laborales y económicas de los futbolistas y entrenadores. «Estaban desprotegidos. No se reconocía que el fútbol tuviese una vinculación con una labor ortodoxa. Era un escenario muy autoritario».
No era el caso de los toros, por ejemplo. «El mundo de los toros tenía su propio sindicato y a los toreros se les consideraba que ejercían una profesión, cosa que no ocurría con los futbolistas».
Mucho ha cambiado en este último medio siglo las cosas en el fútbol ¿A qué no se imaginan que durante un tiempo no hubo extranjeros en ningún equipo de fútbol?, ¿y qué se podía enumerar una lista larga de buenos jugadores?, ¿y qué un entrenador se rodeaba únicamente de media docena de asistentes, en lugar de más de la veintena actual con la que cuentan algunos equipos? Pues así era.
Fernando Cuesta lo deja muy claro: «ahora los jugadores superan a las estrellas de cin, es, sin duda, el mayor espectáculo del mundo, es pura competencia».