Resulta un poco extraño escribir sobre olas de calor y sobre el tiempo brutal que se avecina cuando se está en el noroeste de la Península, donde estamos un tanto lejos del sol abrasador. Esta mañana en las Rías Baixas gallegas nos hemos levantado rozando los 16 grados (aunque subirán las temperaturas un par de grados a lo largo del día) y con lluvia, bastante lejos de esas temperaturas de récord que se espera en el resto. Pero, aunque en la redacción de Librópatas no vayamos a sufrir la ola de calor que se avecina, sí nos hemos propuesto encontrar libros vinculados a las altas temperaturas.
Así que aquí van tres novelas sobre olas de calor y sus efectos.
Insolación, de Emilia Pardo Bazán (múltiples ediciones)
Con Insolación conseguí una especie de milagro hace unos años, logrando que mi círculo de amigas leyese esta novela y que incluso ahora la recomienden ellas mismas por propia iniciativa (vamos, lo que en marketing se llama alcance orgánico). Insolación fue una novela polémica en su momento porque Pardo Bazán escribió sobre el deseo femenino y no hizo que su protagonista acabase de forma trágica y brutal. Asís, una viuda de la nobleza, se deja llevar por el calor en una fiesta de San Isidro… con un joven galán.
El extranjero, de Albert Camus (Alianza)
La clásica lectura de las clases de francés del instituto en el último año de Bachillerato (o al menos era la clásica en mi instituto). Por supuesto, es uno de esos clásicos del siglo XX y una de las novelas clave del existencialismo (o así es cómo la ve la crítica), pero también una novela en la que el calor está muy presente y se menciona de forma recurrente.
Instrucciones para una ola de calor, de Maggie O’Farrell (Salamandra)
El título que parece más adecuado para estos días. ¿Quién no quiere que le digan qué debe hacer ante estas abrumadoras temperaturas? En el verano de 1976, Londres vivió una ola de calor histórica. En medio de ese tiempo brutal, Robert Riordan, un jubilado, desaparece cuando salía a comprar el periódico. Sus tres hijos se lanzan a buscarlo. Y por supuesto damos por sentado que hay secretos familiares de por medio.